El diagnóstico se basa en las experiencias de las que
informa el propio paciente así como anormalidades en la conducta referidas por
los miembros de la familia, amigos o compañeros de trabajo, seguido por los
signos secundarios observados por un psiquiatra, enfermero, trabajador/a
social, psicólogo clínico u otro diagnosticador cualificado mediante una
evaluación clínica.
Existe una lista de criterios que se deben cumplir para que
alguien reciba el diagnóstico. Éstos dependen tanto de la presencia como de la
duración de determinados signos y síntomas.
Los criterios que más se utilizan habitualmente para
diagnosticar el trastorno bipolar son los expuestos en el Manual Diagnóstico de
los Trastornos Mentales, que actualmente está en su cuarta edición revisada
(DSM-IV-TR) y también la "Clasificación Estadística Internacional de
Enfermedades y Problemas Relativos a la Salud" de la OMS, que actualmente están
en la versión ICD-10.
Estos últimos criterios son más utilizados en los países
europeos mientras que los criterios del DSM se usan en los EEUU o en el resto
del mundo, y también son los que prevalecen en los estudios de investigación.
La característica principal es que es «cíclica» (bipolar),
es decir etapas normales seguidas de períodos, episodios o etapas maníacas o
depresivas, por separado o alternándose.
Las personas que padecen de este trastorno viven cuando
están con crisis en los dos extremos opuestos de la vida; cuando están
«deprimidas», pierden el interés en la vida, llegando a pensar en la muerte y
en el suicidio para dejar de sufrir.
De igual modo, cuando están contentos, se llenan de
«euforia» y ven todo de color rosa, se sienten capaces de hacer cualquier cosa,
y llegan al extremo de no dormir por considerar que es una actividad
innecesaria dentro de su nueva faceta de "inacabable movilidad".
En
algunos casos la euforia es tal que pueden llegar a cometer acciones que en un
estado de conciencia normal no harían, como consumir drogas o gastar dinero
hasta la ruina económica propia y familiar.
Aparece alrededor de los 20 años, pero también puede aparecer
antes o después. A veces empieza a manifestarse después de un parto.
Los períodos en los cuales el afectado suele estar deprimido
o eufórico suelen ser variables y están relacionados a cambios meteorológicos y
de estación, o a circunstancias de la vida (acontecimientos vitales). Entre
cada fase, el afectado está en un estado normal.
Se dice que de cada 1000 personas, 10 ó 15 padecen el
trastorno bipolar, y si uno de los padres la padece, la posibilidad de que los
hijos la padezcan aumenta hasta en un 15%, pero la heredabilidad general de
este trastorno es de un 80%.
Fuente: Wikipedia
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